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Cuatro recomendaciones para fomentar la inversión en nuevos proyectos energéticos
- Por Mariana De Pablo, Directora Ejecutiva de Accenture Chile
Actualmente los compromisos por alcanzar la transición energética son cada vez más urgentes. Las industrias, los gobiernos y consumidores, deberán colaborar entre sí para lograr alcanzar los objetivos medioambientales necesarios para el año 2050. Para lograr la transición energética, se deberá trabajar en diferentes medidas a corto y largo plazo. Una acción fundamental para lograr salir de la crisis energética actual será incrementar las inversiones en nuevos proyectos.
Un par de años atrás, la industria de energía estaba frenando y cancelando drásticamente las inversiones en proyectos de nuevas plantas, debido a la caída de los precios de materias primas como consecuencia de la crisis de oferta y demanda que provocó la pandemia. Sin embargo, desde el año 2021 esta tendencia ha ido en reversa e incluso, antes de la guerra en Ucrania, se tenía previsto que las inversiones mundiales en gastos de capital crecerían un 7% en petróleo y un 14% en gas/GNL este 2022. Al mismo tiempo, los compromisos de la transición energética mundial han hecho que las carteras de inversión de capital incluyan alternativas de activos más ecológicos, como la energía eólica marina, la energía solar, el hidrógeno y los biocombustibles.
Lograr un rendimiento adecuado de las inversiones en activos tradicionales de petróleo y gas y en alternativas más ecológicas, es clave para construir un sistema energético futuro más diverso y resiliente. Por un lado, acelerar el desarrollo de los activos tradicionales conlleva a invertir en yacimientos de petróleo y gas, como también en capacidad de licuefacción, instalaciones de regasificación y terminales de almacenamiento. Por otro, para que las inversiones de una nueva planta funcionen es necesario mejorar el análisis previo a la operación, dar visibilidad a estas nuevas inversiones y mejorar la agilidad analítica. Los recientes avances en las tecnologías digitales y la gestión de datos han introducido nuevas capacidades críticas de supervisión de proyectos.
Respecto de la ejecución de proyectos de capital, la analítica desempeña un papel de gran importancia. Un estudio reciente de Accenture mostró que, aproximadamente la mitad de las empresas energéticas ya ha implementado capacidades digitales: análisis predictivo de proyectos (50%), análisis prescriptivo de proyectos (50%), análisis de gestión de oportunidades y carteras (48%) y contratos inteligentes (50%). Casi tres cuartas partes (73%) ha comenzado a desplegar soluciones digitales de planificación de proyectos. Y el 58% ha adoptado herramientas de estimación y análisis inteligentes. Aunque las empresas aún no han ampliado estas capacidades en toda la cartera de proyectos de capital, se dirigen en esa dirección. La analítica de datos avanzada es la principal área de inversión tecnológica para las empresas entre 2020 y 2024. Y el 100% de las empresas energéticas encuestadas indicó que tiene previsto invertir al menos 10 millones de dólares en sus lagos de datos durante ese mismo periodo.
¿CÓMO AVANZAR?
Para lograr una inversión más efectiva y así ayudar a lograr la transición energética, hay cuatro aspectos claves en los que la industria energética debe avanzar.
El primero es reforzar la visibilidad de la gestión de los proyectos de capital. Para esto es necesario adoptar análisis predictivos y prescriptivos para gestionar mejor los calendarios de proyectos y la variabilidad de los costos, como también desplegar métodos y herramientas para la gestión de carteras y riesgos, con el fin de mejorar la eficiencia del capital y la resiliencia frente a los riesgos estratégicos, operativos, ESG, de crédito y de mercado.
El segundo aspecto fundamental es ampliar la aplicación de las técnicas del modelo operativo ágil. Para lograr esto es necesario establecer una gobernanza ágil del proyecto para reevaluar las compensaciones del sistema de producción en toda su duración y rediseñar las fuentes de suministro y rutas logísticas en función de las métricas del cuadro de mando de resiliencia.
En tercer lugar, es clave continuar con la transformación digital, automatizando los procesos para aumentar el tiempo de la herramienta de trabajo y productividad e integrar soluciones de planificación, diseño y ejecución que permitan el intercambio de datos basados en estándares, creando un entorno de datos compartidos para los proyectos. Finalmente, es primordial crear una cultura basada en los datos, garantizando la participación de un conjunto de personas comprometidas con la data y reforzando la mejora de su infraestructura e intercambio.
Realizando esta serie de recomendaciones a corto plazo, podremos avanzar más rápido hacia una transición energética segura, diversa y sustentable. Es fundamental que la industria energética mueva sus inversiones hacia nuevos proyectos, con energías más limpias y sostenibles, aprovechando las posibilidades que nos entrega el actual panorama energético.