Economía Circular: Valor que Perdura, recursos que importan

• Por Andrés Varela, líder en sostenibilidad para el Clúster Sur Andino en Schneider Electric.

En medio de los desafíos ambientales que enfrentamos, la economía circular se presenta como una vía prometedora, marcando una ruta hacia un futuro más sostenible y consciente. Pero ¿en qué consiste exactamente este modelo y cuál es su relación con la importancia de preservar el valor de las cosas?

Imaginemos un mundo donde el modelo económico ya no es lineal, donde la lógica de «Tomar, Hacer, Disponer» deja de ser la norma. La economía circular propone un cambio de paradigma, transformando esa línea en un círculo continuo, donde productos, componentes y materiales mantienen su máximo valor a lo largo del tiempo. Retener dicha significancia se convierte en la clave: la premisa de que los recursos no son desechables, sino valiosos y dignos de preservar indefinidamente.

La Fundación Ellen MacArthur describe la economía circular como «un marco que permite el desarrollo de una economía restaurativa y regenerativa por diseño». Una visión que va más allá de adoptar medicas de reciclaje; implica repensar cómo diseñamos, producimos y consumimos para minimizar el desperdicio y maximizar la utilidad de los recursos.

En este contexto, empresas visionarias como Schneider Electric están liderando el camino hacia la sostenibilidad. Recientemente galardonados con el premio The Circular del Foro Económico Mundial, hemos asumido el compromiso de que el 80% de los ingresos corporativos provengan de productos «verdes» para 2025, con al menos el 50% de contenido de esta categoría en nuestros productos.

A nivel global, las métricas revelan que solo el 8,6% de la economía actual es circular, lo que significa un vasto potencial inexplorado de oportunidades valuadas en 4.5 trillones de dólares para el año 2030. ¿Por qué es esto importante? Porque la circularidad no solo beneficia al planeta, sino también a clientes, personas y negocios.  Un enfoque que no sólo nos brinda ganancias en todas direcciones, sino que además tiene un impacto tangible sobre el planeta, las comunidades y ecosistemas.

Es crucial comprender que la economía circular va más allá del reciclaje convencional. En lugar de considerar las 3Rs, ahora tenemos 10Rs, un recordatorio de que reducir, reutilizar y reciclar es solo el comienzo. La verdadera circularidad implica repensar nuestros hábitos, diseñar productos con una visión sostenible y adoptar un enfoque que reconozca el valor de nuestros recursos en todas las facetas de nuestra vida.

Después de todo, más allá de las modas y tendencias, la economía circular es una necesidad imperante que nos llama a todos y todas a ser parte activa de la transformación hacia un futuro más sostenible.