Finalizado 2018, la Asociación de Generadoras de Chite reportaba en su boletín que la matriz energética estaba conformada (en capacidad) por las siguientes fuentes: térmica, 53,6%; hídrica, 27,5%; eólica, 7,1%; solar, 9,8%; biomasa 1,8%; y geotermia un 0,2%. De los casi 25 Gw de potencia instalada, casi la mitad eran de fuentes renovables.
Enzo Sauma, director del Centro de Energía de la UC y académico de Ingeniería en esta misma casa de estudios, asegura que la participación de las ERNC en generación a fines de 2018 superó el 16%, lo que está muy cercano al 20% que debía cumplirse en 2025. «Esto permite descarbonizar (eliminar la emisión de gases de efecto invernadero) la matriz eléctrica, aunque una interrogante que se encuentra abierta es el efecto en la confiabilidad de corto plazo del sistema producto de la incorporación de grandes cantidades de ERNC, cuyos recursos presentan variabilidades».
Las baterías para almacenar la energía desde estas fuentes están experimentando un desarrollo acelerado, lo que podría ayudar a atenuar las situaciones de intermitencia del suministro. «Se esperan grandes desarrollos junto con una disminución de los costos en el mediano plazo. Sin embargo, aún los precios de los sistemas de almacenamiento están por encima de los precios competitivos del mercado eléctrico», indica.
Annie Dufey, gerente de Desarrollo de EBP Chile, indica que en nuestro país los avances en este sentido son aún tímidos considerando que, de acuerdo a cifras de Asociación Chilena de Energías Renovables (ACERA), en ta actualidad solo el 0,2% de la potencia instalada corresponde a baterías. «Se requieren cambios regulatorios apropiados para remunerar adecuadamente los servicios de almacenamiento y avanzar más decididamente en su adopción», enfatiza.
Señala que hacer un pleno aprovechamiento del potencial de energías renovables y avanzar hacia una matriz más segura, flexible y sustentable requiere -además de un sistema de transmisión adecuado-, el adoptar modos de generación más descentralizados y distribuidos, con pleno uso de las nuevas tecnologías incluyendo eficiencia energética, medidores inteligentes, almacenamiento, entre otras, condiciones habilitadoras claves de otras tecnologías como la electromovilidad y la calefacción eficiente.
«El logro de avances armónicos requiere también atender los impactos sociales, en el contexto de cambios disruptivos de la cultura existente en este sector y el rol – hasta hoy pasivo de los consumidores-, trayendo aparejados importantes beneficios para las personas, como podría ser el caso de los medidores inteligentes. Por lo mismo, primero que todo se debe hacer una adecuada educación a la población en torno a ellos», asegura Dufey.(Fuente: Generadoras de Chile y La Tercera).
