Por
Asociación Gremial de Generadoras de Chile
Los últimos eventos del país nos deben motivar a reflexionar sobre sus causas y vías de solución, fomentando espacios de diálogo y escucha, frente a la multiplicidad de capas que tiene el desafío de país que estamos enfrentando, e intentar destilar y canalizar las diversas demandas que se han expresado, y que nos han movido el piso a todos los chilenos.
Chile es el país con mayor ingreso per cápita de Latinoamérica; y si bien nuestra desigualdad de ingreso está bajo el promedio de la región, su nivel se percibe como intolerable para un país que tanto ha avanzado. Esta desigualdad no es solo económica como bien lo describe el libro Desiguales publicado por el PNUD, sino que se expresa con mucho más fuerza en otros ámbitos de la vida cotidiana, como el trato, la calidad del espacio público, segregación urbana, educación, salud, transporte público o pensiones.
El desafío es continuar generando crecimiento económico, pero sostenible e inclusivo, que permita financiar las expectativas de bienes y servicios públicos que la sociedad chilena demanda. Más aún, este crecimiento debe incorporar el cuidado del medio ambiente de forma tal de lograr un verdadero desarrollo sostenible en sus tres dimensiones.
Este estallido social, de alguna u otra forma, las empresas de energía lo han ya vivido localmente en los territorios, si bien en menor escala, lo que ha demostrado que no es sostenible el desarrollo de un proyecto si éste no es un buen vecino, inclusivo con el entorno en el cual se desarrolla. Los aprendizajes de estos conflictos han hecho que la industria de la energía haya tenido que cambiar y rediseñar la forma cómo se involucra y genera valor compartido con las comunidades, o cómo se relaciona con trabajadores, proveedores y otros actores.
Las inversiones del sector eléctrico son de largo plazo, por lo que el esfuerzo debe estar puesto en cuidar lo que hemos construido para seguir siendo un país atractivo para la inversión, la cual es en gran parte extranjera. Esto implica mantener la calidad y certeza regulatoria y la existencia de un mercado competitivo y abierto con participación de todos los actores.
En este sentido, la prioridad debe ser invertir en acciones que generen mayor capital social y mayor cohesión. Debemos abrirnos mucho más a participar de espacios distintos a los propios, y los líderes de las empresas debemos estar mucho más dispuestos a un diálogo con el mundo social, ambiental, indígena, juventud y otros, fomentando la diversidad e inclusión.
Como Generadoras de Chile, gremio que representa a las empresas de generación del país, nos sumamos al llamado de muchos actores a no restarse del debate público, condenar la violencia, defender el respeto irrestricto de los derechos humanos, a reconocernos, escucharnos, mirarnos e identificar juntos cuáles son las brechas que debemos resolver y cómo hacerlo.
La invitación es a seguir trabajando con aún más fuerza en los temas que el sector de energía ha liderado, como su compromiso con el cambio climático, la transición a renovables, la descontaminación local de nuestras ciudades o la pobreza energética, integrando también las demandas de la ciudadanía, y así avanzar hacia un futuro energético más sostenible, que sin duda traerá beneficios a todos”. (Fuente: Editorial. Boletín del Mercado Eléctrico de Generadoras de Chile. Noviembre)