- Por Juan Meriches, Director Ejecutivo, Empresas Eléctricas A.G.
En un mundo donde se proyecta que la demanda de energía crecerá en torno al 50% al año 2050, la eficiencia energética será una herramienta clave para asegurar el futuro energético sostenible que buscamos.
Esto va más allá de la reducción del consumo de energía como una conducta cultural adquirida. Se trata de utilizar la tecnología y los procesos disponibles para aumentar la relación entre la energía empleada y el rendimiento obtenido, lo que no solo tiene implicaciones económicas, al reducir los costos para los consumidores y las empresas, sino también ambientales, al disminuir de manera importante la emisión de gases de efecto invernadero y otros contaminantes.
En Chile, su rol clave es evidente: se estima que la eficiencia energética aportará más del 35% de las reducciones de gases de efecto invernadero necesarios para alcanzar la meta de carbono neutralidad al 2050.
En el caso del sector eléctrico, en tanto, el país se ha propuesto pasar de 24% a 75% de electrificación de la matriz de consumo final de energía, lo que supone un esfuerzo adicional para realizar ese proceso de electrificación de los consumos de manera eficiente.
Desde la industria de la distribución eléctrica, el trabajo en esta materia apunta a lograr la implementación de redes más modernas y resilientes, sistemas de medición avanzada y tecnologías de gestión de la demanda que hagan posible ese proceso de electrificación y permitan, efectivamente, un uso más eficiente de la energía eléctrica.
Tenemos la convicción de que estas tecnologías no solo permitirán empoderar a los consumidores con información detallada sobre su consumo, para que puedan tomar decisiones conscientes sobre el uso que le dan a la energía, sino que también permitirán una gestión más eficiente de los recursos energéticos disponibles. Para ello se requiere dotar a la regulación vigente de las herramientas e incentivos que permitan que esto sea una realidad.
La eficiencia energética no puede ser vista solo como una forma de reducir costos o cumplir con regulaciones ambientales; es una responsabilidad hacia nuestro planeta y las futuras generaciones, por lo que es fundamental avanzar ya, de manera decidida, en su impulso y aplicación en toda la cadena de consumo energético. (5 de marzo día mundial de la Eficiencia Energética).