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El Hidrógeno Verde en la Agenda de Energía: Pasar a la acción

  • Por María Paz de la Cruz, gerente general de H2 Chile

María Paz de la Cruz, gerente general de H2 Chile

Todo el sector energético estaba a la espera de la actualización de la Agenda de Energía que se materializó la semana pasada, cuando el Gobierno dio a conocer la hoja de ruta 2022-2026. En ella, se declara que se impulsarán los primeros 10 proyectos de hidrógeno verde orientados tanto a la demanda interna como a la exportación, poniendo énfasis en habilitar los “ecosistemas locales estratégicos de Magallanes y Antofagasta”. La meta del Ejecutivo de llevar al H2V a escala comercial para el término del mandato requiere de mucha coordinación, voluntad y trabajo conjunto de las comunidades, academia, el mundo público y privado.

Frases que expresan compromisos tales como: “avanzar en un ordenamiento territorial”, “despliegue de infraestructura compartida clave para esta industria”, “desarrollo o actualización de regulaciones habilitantes para el desarrollo del hidrógeno verde y sus derivados”, “contar con una fuerza laboral oportunamente capacitada” o “iniciativas estratégicas complementarias en coordinación con organismos clave como ENAP, Corfo, Complejo Portuario de Mejillones y Codelco”. Todas estas sentencias están en la Agenda[1], ahora bien, pasemos ahora a la acción.

De la hoja de ruta se desprende la necesidad de avanzar decididamente en algunos temas que se vienen trabajando hace algún tiempo y en los que H2 Chile ha puesto gran atención y esfuerzo, como la inyección de hidrógeno verde, la modificación de aspectos regulatorios para habilitar distintos usos del hidrógeno verde y sus derivados y el posicionamiento global y regional de nuestro país como proveedor de H2V. En tal sentido, estamos decididos a apoyar al Comité de Desarrollo del Hidrógeno Verde aportando propuestas emanadas de nuestro gremio e impulsando acciones de colaboración conjunta para desarrollar localmente esta industria y posicionar a Chile como un actor competitivo y relevante a nivel mundial.

Y en eso estamos confiados y esperanzados. Chile puede demostrar al mundo cómo hacer bien las cosas cuando se trata de ofrecer una solución energética limpia, segura, renovable y socialmente justa. Estamos de acuerdo en que los temas planteados en la Agenda son los correctos -ordenamiento territorial, usos del H2V o actualización normativa-; el tema a partir de ahí es empujar como país, como Nación, la adopción de una tecnología en la cual corremos con ventaja respecto de otras economías en el mundo; es aprovechar esa ventaja para darle una oportunidad de sumar valor agregado y sofisticación a nuestro modelo de desarrollo, de la mano de un pacto social justo y que no deje a nadie atrás.

Compartimos esa visión. Por eso es tan relevante generar consensos básicos acerca de cómo construir esta industria, cómo moldearla y cómo generar el marco regulatorio que guiará su emplazamiento territorial, su normativa de operación, sus costos asociados y todo lo que permita hacer de este activo país, una nueva fuente de riqueza, desarrollo y crecimiento sostenible. Atrasarnos en ese objetivo, significa fallarle al futuro de Chile y fallar en nuestra contribución a frenar los efectos del cambio climático. Sí, hay que pasar a la acción, ahora.

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