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Entendiendo la movilidad sostenible: ¿por qué los vehículos eléctricos son mejores?
- Por Roma Montoya, Periodista especialista en electromovilidad. Diplomado de electromovilidad USACH.
El primer semestre de este año las ventas de autos bajas emisiones (eléctricos e híbridos) han superado todos los récords, con 3.225 unidades vendidas en el segmento de medianos y livianos. Aunque los números parecen marginales dentro del panorama general, la cifra sigue siendo significativa porque equivale a un crecimiento del 189% con respecto al mismo período del año anterior.
Esta tendencia alcista debería mantenerse los próximos años hasta equiparar las ventas de los vehículos a combustión y alcanzar la meta que se propuso el gobierno y a la que se comprometió en el marco de la COP26, de vender solo autos eléctricos para el 2035.
Frente a este escenario, es importante entender algunos conceptos para familiarizarse con la electromovilidad, el fenómeno inevitable que viene a tomarse las calles de nuestro país y del mundo.
Motor a combustión: la mayoría de los vehículos que se venden en el mercado usan motores a combustión, es decir, funcionan con gasolina o diésel (derivados del petróleo) que se activa mediante una chispa y que se consume a medida que el motor se mantiene encendido. La desventaja de este tipo de automóviles es la contaminación: en el proceso de combustión se emiten varios tipos de gases tóxicos para el medio ambiente y la salud de las personas, como el NOx (óxido nitroso), Monóxido de Carbono (CO), dióxido de carbono (CO2) y también material particulado.
Motor eléctrico: En términos simples, un vehículo eléctrico se compone de dos piezas fundamentales, las baterías y el motor. Repasemos la primera de éstas.
La batería es la encargada de guardar la energía eléctrica que se obtiene al conectar el vehículo a la red eléctrica central, con un enchufe (o conector). Si la comparamos con un auto a combustión, es el paralelo al estanque de combustible.
Al igual que las baterías de los celulares, se fabrican principalmente de litio -de ahí la importancia de este mineral para el futuro de la electromovilidad y la industria minera de nuestro país- y su vida útil se acorta con las constantes cargas y descargas, por lo que se estima que esta pieza dura 8 años. Alargar este plazo y el futuro del reciclaje de las baterías en desuso son algunos de los grandes desafíos que tiene la industria automotriz.
Finalmente, tenemos al motor, que toma la electricidad almacenada en las baterías y la traspasa a las ruedas, a través del sistema de transmisión. Esta transmisión es mucho más eficiente que la de su par a combustión. Un ejemplo de esto es el Tesla Roadster llega de 0 a 100 en 1.9 segundos. Lo mejor del motor eléctrico es que en todo el proceso de funcionamiento no emite gases contaminantes. Por esta razón los vehículos eléctricos no tienen tubos de escape: simplemente porque no los necesitan. Tampoco emiten ruido, lo que reduce los niveles de contaminación acústica en las ciudades.