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Estas son las 5 claves para acelerar la transición energética
- Por Mariana De Pablo, Directora Ejecutiva de Accenture Chile
En los últimos tres años, las crisis medioambientales, macroeconómicas y geopolíticas han puesto bajo presión la transición energética mundial. Los altos precios de la energía y los riesgos de escasez de suministro energético amenazan ahora la asequibilidad, seguridad y el acceso a la energía, así como la sostenibilidad. El tiempo para prevenir las peores consecuencias del cambio climático se acaba rápidamente. Sin embargo, este escenario puede ser una oportunidad para impulsar el uso de energías limpias y reconfigurar el consumo energético de la industria y consumidores finales.
En este contexto, hay cinco elementos clave para avanzar más rápido en la transición energética. En primer lugar, desarrollar un enfoque holístico. La demanda de combustibles fósiles va en aumento, los precios de la energía se han disparado y la seguridad energética ha pasado a ocupar el primer lugar en la agenda de muchos países. Los tres imperativos del triángulo energético, la asequibilidad, la seguridad y acceso y sostenibilidad energética, se han visto fuertemente afectados, lo que se necesita ahora, más que nunca, es un enfoque holístico que cumpla simultáneamente con estos tres imperativos a un ritmo acelerado. Un enfoque unificado, llevado a cabo a gran velocidad, es fundamental para establecer una transición energética resistente y capaz de alcanzar las ambiciones climáticas a largo plazo.
En segundo lugar, la falta de acceso a un suministro energético asequible ha surgido como una amenaza clave para una transición justa. A medida que los sistemas energéticos se reconfiguran para ser bajos en carbono, los desequilibrios entre la oferta y la demanda de energía podrían ser fenómenos recurrentes. Estos desequilibrios y los elevados precios de la energía que suelen acompañarlos afectan al acceso universal y a la asequibilidad de la energía para los consumidores y las industrias. Es necesario un cambio de paradigma para optimizar el consumo de energía mediante intervenciones en el comportamiento y tecnologías de la cuarta revolución industrial. También hay que tomar medidas para proteger a los más vulnerables mediante la transferencia de beneficios directos y medidas de apoyo. Una transición inclusiva y justa que garantice la equidad y la asequibilidad no exige menos.
El tercer punto para tener en cuenta es la escasez de diversidad y seguridad energética. A nivel mundial, 103 países pueden clasificarse como carentes de diversidad en el suministro de energía, lo pone en riesgo su seguridad energética, especialmente cuando se enfrentan a fenómenos climáticos adversos, escasez de suministro o crisis geopolíticas. La diversificación del ecosistema de socios importadores a corto plazo y de la cartera de energía nacional con alternativas bajas en carbono a largo plazo han demostrado tener importantes beneficios para la seguridad energética de los países. Sin embargo, la transición a las energías renovables y a las tecnologías con bajas emisiones de carbono puede traer consigo nuevos problemas de seguridad energética, por lo que estos posibles problemas deben abordarse con medidas de mitigación por adelantado.
El cuarto elemento calve es reforzar los marcos normativos. Actualmente, no todos los marcos reguladores son lo suficientemente sólidos como para impulsar las acciones e inversiones necesarias. Anclar los compromisos climáticos en marcos jurídicamente vinculantes no sólo garantizaría que esos compromisos perduren a los ciclos políticos, sino que también proporcionaría mecanismos de cumplimiento para mantener en marcha los proyectos de aplicación a largo plazo.
El siguiente punto es cambiar la demanda. Lograr una transformación de la magnitud y la complejidad de la transición energética requiere políticas ambiciosas y, a largo plazo, infraestructuras propicias e inversiones significativas. También exige cambios en los comportamientos de consumo de energía. Las intervenciones del lado de la oferta tendrán que ser complementadas con eficiencias del lado de la demanda para lograr los objetivos de la transición en el plazo requerido. Las iniciativas de demanda limpia que se amplíen rápidamente incentivarían las inversiones en tecnologías y activos de producción de bajas emisiones y ayudarían a los países a forjar una senda impulsada por la demanda para reducir su dependencia de los hidrocarburos.
Por último, la descarbonización de la industria requiere colaboraciones de carácter industrial. La descarbonización de las industrias, que en conjunto representan el 30% del total de las emisiones antropogénicas, es fundamental para la transición energética mundial. Sin embargo, las empresas industriales se enfrentan a complejos retos que actúan como «puntos de estrangulamiento». Son esenciales nuevas formas de colaboración entre múltiples partes interesadas para permitir un cambio y proporcionar un mayor enfoque en la reducción de emisiones.
La necesidad de acelerar urgentemente la transición energética es evidente. El escenario actual del mercado, por muy volátil que sea, presenta una oportunidad única para hacerlo, acelerando los esfuerzos de transición energética y aumentando la resiliencia de los sistemas energéticos. Para ganar la carrera es necesario que las partes interesadas a todos los niveles y en todas las zonas geográficas den un paso adelante y trabajen juntas para reducir la demanda de combustibles fósiles, aumentar las inversiones en energías limpias, descarbonizar las industrias y reconfigurar el consumo de energía de los consumidores finales, de forma que se sienten las bases de un futuro sostenible que sea inclusivo y resiliente. El momento de actuar es ahora.