Columna de Opinión

Gestión de Activos: el nuevo desafío normativo para el sector eléctrico

Por
Marco Cea Sánchez

 Ing. Civil Electricista U. de Chile. Director Sector Energía BCH Consulting Chile

  • Debemos revisar las implicancias de lo que el Ministerio de Energía mediante la SEC con la publicación de la resolución exenta 32.516 de mayo de 2020, establece respecto de la gestión de activos en el sector eléctrico.

Con esto se concluye un largo proceso iniciado en el año 2012, donde la SEC estableció la necesidad de implementar un SGIIE basado inicialmente en la Guía británica PASS-55 y desde el 2014 con la norma internacional de Gestión de Activos ISO- NCH 55.001:2014.

Se inicia, a su vez, un marco adecuado para el tratamiento de la las condiciones de seguridad, continuidad y calidad de suministro eléctrico de las instalaciones, por medio de la prevención de la ocurrencia de accidentes e incidentes, y en caso de que ocurran, la minimización de sus consecuencias y en donde la Continuidad Operacional se fortalecerá a nivel país en un proceso inédito durante estos cuatro (04) años de plazo El camino trazado así como sus plazos, se enmarcan dentro del “Reglamento de seguridad de las instalaciones eléctricas destinadas a la producción, transporte, prestación de servicios complementarios, sistemas de almacenamiento y distribución de energía eléctrica”, DS109/2017 del Ministerio de Energía. El que estableció, previa consulta pública, un conjunto de 17 pliegos de normas técnicas en distintas áreas de las empresas del sector, siendo el número 17 el que establece la incorporación de un plan estratégico de gestión de activos a largo plazo. A diferencia de hoy, en 2014 la iniciativa no se encontraba más allá de una declaración de buenas intenciones, lo que fue subsanado con la publicación de la resolución 31.876 en febrero de 2020 que aprueba el pliego técnico N° 17; y la ya citada resolución 32.516 que establece este nuevo camino para la implementación en la norma Gestión de Activos NCH ISO- 50001, enmarcada en el desarrollo de un Plan de Gestión Estratégico del SGIIE:

Se identifican entonces en este decreto, como fase inicial o preparatoria, tres etapas clave claramente diferenciadas. La primera, corresponde a la presentación de avances respecto al desarrollo del proyecto, los que deben ser informados antes del 15 de agosto de 2020.

En una segunda etapa, que considera la Evaluación Diagnóstica y una tercera respecto a la confección del Plan de Implementación. Estas últimas, deben estar presentadas ante la SEC a más tardar con fecha 3 de noviembre de este año. En adelante y en forma natural, surge una cuarta etapa clave, que implica el desarrollo del plan implementación del SGIIE bajo NCH ISO 55001, la que deberá junto a las disposiciones generales del SGIIE del 03 de Marzo de 2020 desarrollarse en un horizonte de cuatro años.

Ahora bien, dependiendo de los objetivos definidos por las empresas, incluso podría indirectamente extenderse hacia una quinta etapa opcional y no obligatoria, que representa la “certificación” del Sistema de Gestión de Activos – NCh ISO 55001 por las empresas del sector eléctrico. Las forma de cómo las empresas deberán reportar el estado de avance del SGIIE no ha sido especificado, entendiéndose como una comunicación respecto al estatus del proceso de la empresa; sin embargo, tanto el Informe de Diagnóstico y el Informe del Plan de Implementación poseen un formato que han sido dispuestos para los días 1 de marzo de cada año del período 2021-2023.

Una de las principales consultas que hemos recibido por parte de los profesionales de empresas del sector es: ¿Qué se pretende con este proceso, y qué podríamos esperar como resultado del mismo? Más allá de las declaraciones de la Superintendencia en lo relativo a: Gestionar la integridad de las instalaciones eléctricas, maximizar las condiciones de seguridad, continuidad y calidad de suministro, incorporar un Plan de Gestión Estratégico para el SGIIE (gestión de largo plazo) o poder realizar auditorías y revisiones de la alta dirección, y en consecuencia una homologación sobre aspectos de fiscalización, debemos destacar los beneficios que presupone la implementación de la Norma Chilena Gestión de Activos NCh-ISO 55001 y su serie.

Para empezar, esta disposición, a diferencia de otras normas, define como activo no sólo a los activos físicos y sus interfaces, sino como todo aquello que posee valor potencial o real para una organización, entre ellos el Financiero y No Financiero, Tangible e Intangible. Bajo esta perspectiva, la gestión de activos se alinea directamente con la visión estratégica de la empresa, permitiendo gestionar factores estratégicos y recursos que no solo estén orientados a la continuidad operativa de máquinas e insumos y su respectiva mantención sino que, más bien se propone un sistema que permite integrar sus directrices y objetivos superiores hacia un propósito del negocio que dé garantías a la industria y consecuentemente a la Política Energética Chilena.

Del mismo modo, debe tenerse en cuenta que las nuevas versiones de las norma ISO consideran la Gestión de riesgos (basado en ISO 31000 ) en su enfoque de procesos hacia el Objetivo organizacional, tema que suele ser tratado tangencialmente al momento de discutir las políticas generales y en la definición de objetivos de las empresas, pero que en este caso será de vital importancia una metodología en la toma de decisiones para que vayan de la mano con una adecuada ejecución del plan estratégico de la Gestión de Activos y los Planes de Gestión de Activos operacionales siendo entonces el objetivo de continuidad operacional uno más dentro del nuevo panel de Objetivos Organizacionales para el logro de los servicios prestados por la empresa.

En conclusión, si bien la implementación de la Gestión de Activos bajo ISO 55001puede sorprender y percibirse como una disposición inesperada, ésta constituye naturalmente una respuesta concreta de la Autoridad frente a posibles crisis como las que ha vivido Chile en el sector de energías (particularmente desde el Terremoto del 2010). Tal situación constituyó un antes y un después sobre la visión de infraestructura crítica y las empresas estratégicas, como lo es nuestro sector de energías y combustibles, naciendo entonces la necesidad de un nuevo modelo de exigencia.

En nuestra opinión este representa una real oportunidad para establecer un alineamiento en altos estándares tanto para el desempeño como para la fiscalización, y, a su vez una real oportunidad para los actores de la industria de la Energía para plantear un mayor control sobre sus Activos. En el presente proceso, y gracias al cumplimiento de metas parciales en su grado de avance, los efectos para una eficiente gestión de recursos tanto humanos como técnicos deberán conformar equipos multidisciplinarios, logrando una “amplia visión” sobre su potencial al respecto. En nuestra experiencia, los efectos reales producen beneficios directos por ahorros, gracias a una eficiente y eficaz gestión sobre los Activos en los procesos críticos, los que resultan directamente en beneficios de la Comunidad y nuestro país.

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