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La neutralidad no se alcanza solo con renovables: el rol estratégico de la eficiencia energética
- Por María Luisa Lozano, CEO de EMMA Energy. //

Chile ha avanzado notablemente en la transición hacia una matriz eléctrica más limpia. Hoy, el 74% del consumo eléctrico de la minería proviene de fuentes renovables. Sin embargo, si el objetivo es alcanzar la carbono neutralidad al 2050, este esfuerzo no basta. Falta una pieza clave: la eficiencia energética. Según el World Energy Transitions Outlook 2023 de IRENA, para mantener el aumento de la temperatura global bajo los 1,5 °C, más del 25% de la reducción de emisiones deberá provenir de mejoras en eficiencia energética, mientras que las renovables explicarán alrededor del 40%.
En el caso chileno —y en particular en la minería, el principal motor de la economía— el avance ha estado concentrado en las energías limpias. Un reciente informe de Cochilco muestra que entre 2010 y 2023 las emisiones indirectas de la minería del cobre cayeron un 11,7%, gracias a la integración de energías renovables. Pero las emisiones directas, asociadas principalmente al uso de diésel, no han seguido la misma trayectoria. Esto revela una brecha clara: la eficiencia energética todavía no ocupa el lugar que debería en la estrategia de descarbonización del sector.
El contraste con otras industrias es ilustrativo. El Global Status Report for Building and Construction 2024-2025, publicado por el PNUMA y GlobalABC, señala que este sector —responsable del 34% de las emisiones globales de CO₂— logró, por primera vez desde 2020, desacoplar su crecimiento del aumento de emisiones. ¿La clave? Políticas públicas ambiciosas y estándares exigentes, como la regulación RE2020 en Francia, que incorpora el análisis del ciclo de vida del carbono en el diseño de edificaciones. Esta combinación permitió reducir su intensidad energética en casi un 10%.
¿Por qué no podríamos lograr lo mismo en minería?
En Chile, todas las grandes compañías mineras, privadas y estatales, ya han implementado sistemas de gestión de energía conforme a la Ley de Eficiencia Energética. Sin embargo, aún no se observa un impacto sustantivo en la reducción del consumo. La razón es clara: aunque los sistemas existen, muchas veces se limitan a registrar datos, sin herramientas que permitan hacer análisis profundos, detectar oportunidades operacionales o dar trazabilidad a los resultados. Para alcanzar su verdadero potencial, la eficiencia energética requiere soluciones tecnológicas que calculen retornos de inversión (ROI), cuantifiquen ahorros y estimen emisiones evitadas. Porque más que una obligación ambiental, debe ser entendida como un negocio con beneficios medibles. La experiencia muestra que una buena gestión puede reducir el consumo en al menos un 15%.
Soluciones especializadas permiten detectar patrones ocultos, optimizar procesos y entregar recomendaciones concretas. Esta mirada externa —complementaria al conocimiento técnico de los equipos internos— se ha convertido en un acelerador de resultados.
Hoy, en un contexto donde los estándares ESG y las exigencias de trazabilidad son cada vez más rigurosos, integrar la eficiencia energética como eje estratégico no es solo una oportunidad, sino una necesidad. La carbono neutralidad no se logrará con una sola herramienta. Renovables y eficiencia energética deben avanzar de la mano si queremos una minería verdaderamente sostenible y competitiva.