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Seguros y Cambio Climático: ¿Estamos preparados para lo que viene?
- Por Juan Ignacio Álvarez, Gerente General de Unnio Seguros Generales.//

El calentamiento global está transformando el panorama de los seguros a nivel mundial, y Chile no es una excepción. A medida que los desastres naturales se intensifican en frecuencia y magnitud, el sector asegurador enfrenta un desafío sin precedentes: ¿Cómo proteger a las comunidades y a las empresas de los riesgos derivados del cambio climático mientras se mantiene la sostenibilidad financiera del sistema?
Ya se han generado algunos ejemplos en el mundo, en Italia, a partir del 1 de enero, las empresas estarán obligadas por ley a contratar seguros para cubrirse contra riesgos naturales como inundaciones y deslizamientos de tierra. Esta medida, respaldada por un fondo de reaseguro estatal de 5.000 millones de euros, busca garantizar la disponibilidad de cobertura y la estabilidad financiera frente a desastres. Sin embargo, también plantea desafíos significativos para las aseguradoras, que deben aceptar a todos los clientes sin límites en su exposición a pérdidas.
El cambio climático ya está impactando a nuestro país con eventos extremos como sequías prolongadas, incendios forestales y lluvias torrenciales. Estos fenómenos no solo generan daños materiales y humanos, sino que también aumentan la incertidumbre en sectores clave de la economía. Ante este escenario, las aseguradoras chilenas deben desempeñar un rol activo no solo en la emisión de pólizas, sino también, en la educación del público sobre la importancia de la prevención y la transferencia de riesgos.
Pero el sector asegurador no puede actuar en solitario. La colaboración público-privada es esencial para enfrentar los desafíos que el calentamiento global impone. Por un lado, el Estado debe liderar la creación de marcos regulatorios que fomenten la contratación de seguros, garanticen la inclusión financiera y promuevan la resiliencia climática. Por otro lado, las aseguradoras pueden aportar su experiencia en evaluación de riesgos y gestión de siniestros para diseñar soluciones adaptadas a las necesidades locales.
Además, el fomento de infraestructura resiliente es otra área donde la asociación público-privada puede marcar la diferencia. Inversiones en sistemas de alerta temprana, obras de mitigación de riesgos y reforestación no solo reducen la exposición a desastres, sino que también disminuyen el costo potencial de las pérdidas aseguradas. Estas acciones, combinadas junto a otras iniciativas, podrían facilitar la adopción de seguros en sectores más vulnerables.
El calentamiento global demanda una respuesta integral que combine el compromiso del Estado, la innovación del Sector Asegurador y la participación activa de las comunidades. Es posible avanzar hacia un modelo más resiliente, aunque con importantes desafíos que no deben subestimarse. En Chile, tenemos la oportunidad de aprender de estas experiencias internacionales y de adelantarnos a los impactos del cambio climático, construyendo un sistema de seguros que no sólo proteja a las personas y las empresas, sino que también contribuya a la sostenibilidad de nuestro desarrollo como país.