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Vehículos Eléctricos: Llegaron para quedarse e imponerse
Por
José Castreje Olveira
José Castreje Olveira, Energy Consultant and Writer
El Cambio Climático, en mayúsculas, es una realidad contundente, tanto, como lo es el calentamiento global, heraldo de todo el proceso, atribuido, no sin razón, al incremento de las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, de los cuales, por sobradas razones, el CO2 es su buque insignia. La NASA, mediante mediciones en la atmósfera y en núcleos de hielo, identificó, sin ambigüedades, a las actividades antropogénicas como responsables del calentamiento global, al tiempo que eximió a la madre naturaleza.
Las emisiones antropogénicas de CO2 del sector transporte representan ¼ del total a nivel global, amén de otros gases no menos nocivos (Fuente: IEA). A su vez, el transporte por carretera aporta las ¾ partes del CO2 del sector (Fuente: ICCT, IPCC). La Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (Transport & Environment) asegura que las emisiones de los vehículos de combustión (VC) triplican, en promedio, las de los vehículos eléctricos (VE), a pesar de que la energía consumida por los VE es aún generada, casi en su totalidad, por combustibles fósiles.
El transporte por carretera se hace, casi en su totalidad a partir de derivados del petróleo, por lo cual, combatir las emisiones de los vehículos pasa por reemplazar estos combustibles fósiles (CF) por otras formas de energía menos agresivas con el ambiente, siendo la electricidad la más viable. Se estima que la demanda de electricidad de los VE crecerá 14 veces a nivel global, desde 20 millardos de KwH actualmente a 280 millardos de KwH en 2030 (Fuente: McKinsey & Co.). La electricidad a partir de fuentes de energía renovables ha disfrutado de un gran impulso en las últimas dos décadas, pasando de 200 a 2.800 Terawatts-Hour, previéndose, además, que seguirá creciendo de forma acelerada (Fuente: British Petroleum).
El incremento de VE en carretera coincidirá con el cambio de generación eléctrica hacia fuentes de energía limpia (menos GEI) y sistemas eléctricos más distribuidos (menores pérdidas en transmisión y distribución de electricidad), todo lo cual redundará en menor intensidad energética y, por lo tanto, mayor reducción de emisiones. Adicionalmente, ambos desarrollos, electricidad a partir de energías limpias y VE, se retroalimentan mutuamente, potenciando sus desarrollos y abaratando sus respectivos costos.
No obstante, los vehículos eléctricos aún deben vencer algunos escepticismos pues, no en vano, los vehículos de combustión tienen más de un siglo entre nosotros y se ha creado toda una cultura, un misticismo, alrededor de ellos, reforzada por multitud de películas, héroes del volante y de la industria automotriz, publicidad, personalidades, deportes, estatus, etc. Pero, toda esta parafernalia se irá atenuando con el tiempo y el concurso de los mismos medios que la creó.
En encuestas realizadas en varios de los países, las grandes preocupaciones del público respecto de los vehículos eléctricos se centran en: la disponibilidad de estaciones de carga, el recorrido por carga y el costo (Fuente: UK Department of Transport). Veamos cada una de ellas:
Las estaciones de carga se han venido incrementando, como es lógico, a la par de la flota de vehículos eléctricos en circulación. También, hace un siglo las estaciones de gasolina eran menos abundantes y, tal vez, los potenciales compradores de vehículos tuvieron la misma aprehensión para cambiar sus caballos por automóviles. La cantidad de estaciones de carga pasaron de, prácticamente, cero a 13 millones en la última década, a nivel mundial (Fuente: IHS Automotive). En los países industrializados el crecimiento fue aún mayor.
En cuanto al recorrido por carga -la autonomía-, también se han hecho notables progresos, a medida que crece la demanda y avanza la tecnología de las baterías. El recorrido por carga se ha triplicado en una década, de 70 a 220 millas, al tiempo que su costo desciende 87% en la última década (Fuente: CleanTechnical & EPA). Por otra parte, la mayoría de los fabricantes ya ofrecen garantías de 8 años/100 mil millas por sus baterías. No obstante, se prevén más adelantos aún, a partir de nuevas tecnologías a base de litio-titanio, litio-azufre, sodio o magnesio.
Los precios de los vehículos eléctricos también han venido descendiendo sostenidamente a medida que crecen la producción y los avances tecnológicos previéndose que en 2024 se equipararán con los precios de los vehículos a combustión y seguirán descendiendo (Fuente: Bloomberg NEF).
Sin embargo, el costo de poseer un vehículo va más allá de la compra. El costo total, considerando, además del precio de compra, combustible, mantenimiento, impuestos, seguros, valor de rescate, etc., también sigue descendiendo. En la Unión Europea ya hoy en día, los vehículos eléctricos son 5 %, en promedio, más baratos que los de combustión (Fuente: CleanTechnica).
No obstante, los notables progresos mencionados, más importante aún son las expectativas. Un artículo publicado por GreenTechMedia puntualiza: “La OPEP ha multiplicado por 5 sus estimaciones previas de ventas de vehículos eléctricos, en un solo año, entre 2015 y 2016, pasando de 45 a 265 millones en 2040, a la par que ha anunciado que estos retirarán del mercado ocho millones de barriles de petróleo diariamente (Fuente: Bloomberg NEF).
La Agencia Internacional de Energía (IEA) ha más que duplicado sus propias estimaciones de ventas de vehículos eléctricos; Exxon, BP y Statoil prevén que 100 millones de nuevos VE se incorporen a las carreteras entre 2030 y 2035;
Bloomberg estima que las ventas acumuladas de VE alcanzarán 530 millones en 2040, un tercio del mercado total automotriz; y Wood Mackenzie considera que los VE alcanzarán 85 % de las ventas totales de vehículos en 2035.
Como se puede observar, todos los pronósticos son al alza. Tal vez, las mismas estimaciones previas, muy conservadoras, han estado ralentizando el cambio. A veces: “el error no está en fallar, sino, en apuntar bajo”.
Adicionalmente, en los últimos meses, un nutrido grupo de países industrializados anunció medidas contundentes para retirar de las carreteras los vehículos a combustión, con miras a alcanzar cero o neutralidad de emisiones de carbono en 2050. Entre ellos: países europeos, Japón, China y EE. UU., por citar algunos. Incluso, algunos tan temprano como 2026 (Fuente. Electrive.com).
Difícil no concluir que la evolución de estos eventos luce auspiciosa y que, quizás, el avance de los vehículos eléctricos se adelante aún más a las expectativas.
La transición a VE no solamente implicará una notable reducción de emisiones de GEI, sino que, también, conllevará un gran incremento de eficiencia energética, previéndose que el sector transporte aporte casi la mitad de la reducción de la demanda total de energía por este concepto, como lo muestra la siguiente figura (Fuente: DNV GL).